Sábados de Halloween y rutas por la naturaleza con Mensajeros de la Paz Extremadura
Los sábados 31 de octubre y 7 de noviembre tuvieron lugar dos actividades más del programa “Los fines de semana con Mensajeros de la Paz Extremadura” cofinanciado por la Diputación Provincial de Cáceres
El sábado 31 de octubre, Halloween fue la temática elegida para celebrar la sexta actividad del programa de ocio y tiempo libre “Los fines de semana con Mensajeros de la Paz Extremadura”. En esta jornada los y las participantes pudieron disfrutar de una película terroríficamente divertida en el cine improvisado del Centro Ocupacional de Moraleja, que esta vez vestía sus mejores galas para la ocasión: calabazas, arañas, murciélagos, brujas y fantasmas eran los protagonistas de los pasillos del centro, realizados por los propios usuarios del lugar. Los chicos y chicas disfrutaron de esta sesión cinematográfica mientras degustaron patatas fritas y refrescos de forma individual, cumpliendo con todas las medidas de higiene y seguridad.
Al término de la película y dado a las pocas posibilidades de salida al exterior por la se propuso jugar al escondite, donde la tensión y los sustos estuvieron muy presentes, acompañados siempre de muchas risas.
La séptima actividad tuvo lugar el sábado 7 de noviembre. Esta vez el escenario elegido para la realización de la misma fue de nuevo la naturaleza, ya que las condiciones meteorológicas lo permitían. Los y las asistentes realizaron la ruta de senderismo que une Riolobos con el pueblo semiabandonado Pajares de la Rivera.
La ruta la fue amenizando con historias y anécdotas de la zona el guía turístico de Riolobos, quien les acompañó durante los seis kilómetros del trayecto. Fue una ruta divertida, aunque más complicada de lo habitual, debido a que las lluvias de los días anteriores habían creado charcos en el recorrido, que tuvieron que ir saltando creando un ambiente divertido y juguetón.
Al llegar al destino, Pajares de la Rivera sorprendió a los y las visitantes con su iglesia, cerrada a cal y canto, pero con unas preciosas vidrieras que podían contemplarse desde el exterior. El lugar era un remanso de paz y tranquilidad, el sitio idóneo para hacer una parada y que cada uno y una de los integrantes del grupo comiera su bocadillos en la plaza y finalizar la actividad con un relajante paseo por las solitarias calles del pueblo.
Si quieres ver todas las fotos de las actividades. las tienes en nuestra galería de imágenes, cuyo enlace directo se adjunta aquí debajo.