La familia y la memoria, destinos de los excursionistas hurdanos
El pasado día 17 de enero fue un día para cultivar la memoria. Media docena de residentes del Centro Residencial y Familiar de Nuñomoral, acompañados de dos educadores de Mensajeros de la Paz Extremadura, emprendieron camino hacia la localidad de Mesas de Ibor, en la comarca de Villuercas- Ibores- Jara. En esta ocasión el fin último de la excursión era dar un fuerte abrazo al hermano de tres de los residentes, vecino de la mencionada localidad. Un cafecito para recordar tiempos pasados antes de continuar su excursión por Los Ibores, en pleno corazón de Geoparque del mismo nombre.
Antes de regresar a la residencia gestionada por la oenegé en la comarca de Las Hurdes, el grupo viajero se desplazó desde el Geoparque hasta el Valle del Jerte para contemplar las impresionantes vistas que ofrece El Mirador de la Memoria, situado apenas a dos kilómetros de distancia de la localidad jerteña de El Torno.
Desde este mirador, el observador puede contemplar la inmensidad del valle del Jerte y la Sierra de Tormantos, estribaciones de Gredos que delimita las comarcas de la Vera y el Jerte. A pesar de tratarse de un enclave natural, el Mirador de la Memoria saltó en 2008 a las páginas de la prensa nacional gracias a las melancólicas esculturas creadas por Francisco Cedenilla Carrasco con las que el escultor quiso rescatar para el recuerdo a los olvidados.