De bien nacidos es ser agradecidos
Mi condición de trabajadora e hija de usuaria de Mensajeros de la Paz Extremadura me permite establecer una visión un poco distinta.
Quiero agradecer públicamente a todas mis compañeras, trabajadoras de la Residencia El Encinar, de Vegaviana, el trato, cuidados y cariño que le han demostrado a Meme, mi madre, durante su estancia en dicha Residencia-casa, Residencia-hotel, Residencia-hospital, según el día que tuviese.
Son muchas las anécdotas que van a quedar de ella, porque era así. En mí, como hija, me queda la cercanía, la amabilidad, el respeto, el cariño que se le ha dispensado.
No voy a nombrar a nadie porque todas sin excepción han sido geniales.
Su adiós no ha podido ser más delicado: en silencio, con cuidado y con cuidados, con mimos, besos y lágrimas. Gracias de corazón.
La otra parte, mi parte de trabajadora, me hace agradecer a todos los que formáis o habéis formado parte de Mensajeros de la Paz y seguís estando ahí, vuestro estar con todos nosotros: llamadas, visitas, flores, mensajes y también mimos, besos y lágrimas , tan sentidas como las dirigidas a ella. Para todos vosotros también: gracias, gracias y gracias, queridos compañeros.
Se ha ido, con 96 añazos, una gran mujer, la mejor.