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  • Diario Digital | viernes, 22 de noviembre de 2024
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100 años para celebrar

La residencia de Torrecilla de los Ángeles ha vivido una fecha muy especial: Rosa Martín Sánchez ha cumplido con Mensajeros de la Paz Extremadura cien años con una salud envidiable rodeada de sus compañeros, familiares y el equipo profesional de Iluminada Martín de Ovelar
Belén Pérez entrega el ramo de flores y el diploma a Ros Martín
Belén Pérez entrega el ramo de flores y el diploma a Rosa Martín
100 años para celebrar

El 30 de agosto de 1919 nació en Cambrón la menor de los seis hijos de Atanasio Martín y Justa Sánchez. El pasado día 18 de septiembre el equipo profesional, sus compañeros y un buen número de familiares rindieron homenaje a Rosa en su centenario, celebrado en la residencia de mayores gestionada por Mensajeros de la Paz en Torrecilla de los Ángeles.

Rosa rodeada de sus familiares

Mujer que nunca conoció el descanso, la benjamina de Atanasio y Justa tuvo ocho hijos con Miguel Martín, adoptó a los dos hijos del primer matrimonio de su marido y fue ama de cría de dos más. Durante décadas, la residencia familiar de Caminomorisco era un incesante entrar y salir de una chiquillería en permanente algarabía. Como recuerda Lucas Martín, “en los años 60 de cuatro casas salían medio centenar de niños cada día a la calle a jugar”.

Rosa ha creado a lo largo de estos cien años una gran familia formada por estos diez hijos y los dos ahijados, 29 nietos y tantos biznietos que cuesta hasta recontar. Mujer que pocas veces ha pedido ayuda a nadie, un accidente doméstico a los 96 años la obligó a abandonar el hogar familiar para rotar por las casas de sus hijos. Desde hace casi dos años, vive en con Mensajeros de la Paz Extemadura en la residencia Iluminada Martín de Ovelar. Hasta allí acude a verla su numerosa familia desde múltiples y distantes lugares del país. Rosa ha sabido regar las relaciones entre su numerosa recua, como siempre regó las más de doscientas macetas que alegraban su hogar familiar en Caminomorisco.

Mujer hermosa de ojos castaños y pelo rubio, transmitió a su descendencia su pasión por el baile y por el cante. Tonadas que han pasado de generación en generación y que aún hoy recuerdan al unísono: “La aceituna del olivo si no se coge se pasa, también se pasa una niña, si su padre no la casa.” Tonadas de los años 30 que han llegado hasta nuestros días gracias a la pasión de una mujer hurdana.

Mujer de campo y casa durante años tuvo abierta en Caminomorisco la cantina conocida como La Taberna de Miguel. En la época del estraperlo padre e hijos viajaban hasta Salamanca en busca del mejor vino de pitarra, que encontraban en las localidades salmantinas de Cepeda y Miranda del Castañar. Eran tiempos en que eran más frecuentes el camino que la carretera y el mulo que el automóvil.

Si ellos disfrutaban con estos viajes de negocios a Salamanca, la pasión de Rosa era participar en la de siega, cuando viaja hasta Tamames de la Sierra, a medio centenar de kilómetros de Salamanca. La vida en comunidad, el trabajo colectivo, las tonadillas que alegraban la jornada siempre han estado entre sus mejores recuerdos.

Rosa rodeada de sus compañeros en la residencia de Torrecilla de los Ángeles

Mujer siempre muy querida en Caminomorisco donde “la conocen hasta las moscas”, como confiesa divertido uno de sus hijos. Rosa mantenía siempre vivo el fuego de la cocina, un hogar en el suelo que avivaba con escobas y en el que la gran familia comía del puchero. Esas citas con el perolo siempre fueron la mejor escusa para las reuniones familiares.

Mensajeros de la Paz Extremadura ha rendido homenaje en Torrecilla de los Ángeles a Rosa Martín Sánchez en su centenario. Un gran ramo de flores y un diploma alegran ahora su estancia.

Rosa con el equipo profesional de Mensajeros de la Paz Extremadura en Torrecilla