El Programa de Familia emeritense colecta 3600 kilos de alimentos para asegurar la manutención de sus usuarios hasta junio
Las muestras de agradecimiento de las personas usuarias de Mensajeros de la Paz Extremadura en Mérida se han multiplicado este mes. El Programa de Atención a Familias en Riesgo de Exclusión ha realizado un reparto de alimentos a finales de marzo entre los 45 núcleos familiares con los que trabaja de forma habitual. Además, en este reparto se han incluido dos nuevas familias más que, a pesar de no contar con toda la documentación pertinente para ser beneficiaria del servicio, “se ha primado las necesidades de sus miembros en esta grave situación de emergencia sanitaria”, declara Raquel Saavedra, responsable del Servicio. De hecho, ha sido precisamente esta situación de emergencia sanitaria la que ha paralizado el alta de sus expedientes.
En el mes de marzo, la gestión de estos lotes de alimentos se ha visto complicada por la declaración, el día 14, del estado de alarma en todo el territorio nacional. Por este motivo, tanto la recogida como su distribución y entrega a las personas beneficiarias ha sido muy diferente.
Los alimentos que reparte Mensajeros de la Paz Extremadura son facilitados por la Fundación Banco de Alimentos de Badajoz y el Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA). En total, la oenegé ha recogido 3600 kilogramos de alimentos no perecederos que garantizarán la manutención de estas 47 familias hasta el mes de junio. Entre otros productos, contarán con legumbres, pasta, arroz, latas de conserva, tomate frito, leche o galletas.
La entrega efectuada en la sede de Mensajeros de la Paz Extremadura en Mérida se ha realizado siguiendo las medidas sanitarias pertinentes, tanto en número de personas asistidas mediante cita previa para evitar aglomeraciones como en la distancia sanitaria recomendada.
No obstante, la distancia física no ha tenido su reflejo en la proximidad sentimental que tanto las profesionales del servicio como las personas usuarias se muestran en cada acción que realizan. “Al contrario, declara Saavedara a este diario, creo que ha sido la entrega de alimentos más emotiva en años. Ha estado cargada de sentimientos, de lágrimas, de abrazos distanciados y de palabras de ánimo y aliento para muchas de nuestras familias”.
Según la coordinadora del programa de la oenegé en Mérida, “las familias atendidas lo están pasando realmente mal porque son casas que la mayoría de los días comían caliente por que la abuela cocinaba y eso ahora no es viable”. “Son familias cuyos niños y niñas tenían garantizada la comida principal en el comedor del cole, ahora cerrado, o que se mantenían con una economía de subsistencia, del día a día, que es la primera que ahora ha caído”. “Nuestras familias son, eran ya en muchos casos, los últimos eslabones de la cadena y ahora su situación se empeora. De ahí que nuestra labor sea imprescindible y muy necesaria en estos temibles tiempos”, concluye.